La IA no es inherentemente amiga o enemiga. Su impacto depende de cómo elijamos usarlo.
Cada año, Euromonitor International identifica las principales tendencias mundiales de consumo para el próximo año. Para 2025, una de las principales tendencias es la "IA ambivalente", que capta las complejas emociones que los consumidores sienten sobre la IA: ¿es un amigo o un enemigo?
Noviembre de 2022 marcó el amanecer de una nueva era con el lanzamiento de ChatGPT, que introdujo la IA generativa (GenAI) a millones de personas en todo el mundo. Desde entonces, las personas han experimentado con él, creando textos, poemas e incluso imágenes generadas por IA. Para 2024, Euromonitor predijo la creciente integración de GenAI en la vida diaria de los consumidores y las operaciones comerciales, desde la automatización de tareas rutinarias hasta la mejora de las experiencias de los clientes.
En este contexto, ¿cuáles son las posibles ventajas y desventajas de la IA en los sectores de la logística y la cadena de suministro? ¿Dónde ven oportunidades los expertos de la industria y dónde surgen los temores y preocupaciones sobre las nuevas tecnologías?
La promesa de eficiencia
Una de las mayores promesas de la IA es la mejora de la eficiencia, una necesidad crítica en tiempos de aumento de la inflación, escasez de mano de obra y desafíos de la cadena de suministro. La logística y la gestión de la cadena de suministro, en particular, se beneficiarán significativamente de las tecnologías impulsadas por la IA.
La IA permite a las empresas predecir la demanda con mayor precisión, reducir la escasez de existencias y agilizar las operaciones. Por ejemplo, los algoritmos de aprendizaje automático pueden analizar las tendencias de ventas pasadas para anticipar las necesidades futuras de los consumidores, evitando el exceso o la falta de existencias. La automatización también minimiza las intervenciones manuales, lo que reduce los errores y libera a los empleados para que se centren en tareas de mayor valor.
Sin embargo, esta promesa viene con su cuota de desafíos. Las mismas eficiencias que benefician a las empresas aumentan la ansiedad entre los trabajadores que temen el desplazamiento laboral. La IA ya ha demostrado su potencial para reemplazar las tareas repetitivas y manuales, pero los avances recientes en IA generativa también amenazan los roles que requieren creatividad y resolución de problemas, posiciones que antes se consideraban inmunes a la automatización.
Esta dicotomía deja a las industrias y a los trabajadores lidiando con una pregunta: ¿cómo aprovechamos la eficiencia de la IA sin socavar la estabilidad y el sustento de la fuerza laboral?
¿La tecnología reemplazando a los humanos?
Detrás de esta ansiedad hay un miedo más amplio y primario: ¿la tecnología reemplazará a los humanos por completo? Gran parte de esta preocupación se deriva de la incertidumbre. Históricamente, los seres humanos siempre han sido escépticos con respecto a las nuevas tecnologías, desde la imprenta hasta la máquina de vapor. La IA no es una excepción.
Para muchos, la rápida evolución de la IA resulta desconocida y desalentadora. Según la Encuesta de Consumidores Digitales de Euromonitor International, el 54% de los consumidores globales todavía prefieren hablar con un humano para responder a las preguntas de servicio al cliente. Todavía hay un mayor nivel de comodidad al interactuar con un humano en lugar de con un bot. Sin embargo, esta también es una oportunidad para GenAI, que imita las conversaciones humanas y proporciona un mayor nivel de confianza. De hecho, el 43% de los consumidores consideró que la IA generativa era una fuente de información fiable en 2024. Esto subraya la necesidad de utilizar la IA generativa de manera transparente y ética, al tiempo que se ofrece supervisión humana en situaciones críticas, ya que la interacción humana sigue siendo crucial.
El reto consiste en equilibrar la cautela con la apertura a la innovación. Demasiado miedo ralentiza el progreso, mientras que la adopción sin control podría llevar a una pérdida de confianza.
¿Resolverá la IA la crisis climática?
Otra área en la que la IA se muestra prometedora es dentro del sector de la sostenibilidad. Al hacer que los procesos sean más eficientes, la IA tiene el potencial de reducir el impacto ambiental. En la industria alimentaria, por ejemplo, la IA puede ayudar a minimizar el desperdicio de alimentos mediante la optimización de las cadenas de suministro. Los modelos predictivos pueden pronosticar la demanda con precisión, asegurando que se produzcan y distribuyan las cantidades correctas de alimentos, reduciendo la sobreproducción y el desperdicio.
Sin embargo, aunque la IA puede ayudar a las industrias a ser más sostenibles, no está exenta de desventajas. Los grandes centros de computación de IA requieren una cantidad significativa de energía para procesar grandes conjuntos de datos, que a menudo dependen de fuentes de energía no renovables como el petróleo y el gas. Esto crea una paradoja: la IA puede hacer que las cadenas de suministro sean más eficientes, pero no se puede ignorar su costo ambiental.
También surgen preocupaciones éticas. Los sistemas de IA son tan imparciales como los datos con los que se entrenan, lo que significa que los prejuicios humanos existentes pueden codificarse inadvertidamente en los procesos de toma de decisiones. Además, la recopilación de grandes cantidades de datos, muchos de ellos sensibles, concentra el poder en manos de unas pocas empresas, lo que plantea dudas sobre la transparencia y la equidad.
El papel de la IA a la hora de abordar la crisis climática sigue siendo prometedor, pero está plagado de desafíos. Para que sea un verdadero aliado en sostenibilidad, las industrias deben asegurarse de que la huella energética de la IA se minimice y de que sus aplicaciones sigan siendo éticas y equitativas.
¿Personalización a qué costo?
La IA suele ser elogiada por su capacidad para mejorar la personalización. En las industrias de logística y alimentos, esto significa experiencias de compra personalizadas, como recomendaciones de comidas saludables o listas de compras seleccionadas basadas en necesidades dietéticas. Las plataformas impulsadas por IA pueden analizar las preferencias individuales y proporcionar sugerencias hiperespecíficas, lo que crea comodidad y mejora la satisfacción del cliente.
Sin embargo, esto viene con compensaciones. La hiperpersonalización a menudo requiere una recopilación de datos detallada, lo que genera preocupaciones sobre la privacidad y cómo las empresas utilizan la información del consumidor. Por ejemplo, a algunos les puede preocupar que sus datos de salud sean explotados con fines de lucro en lugar de ser utilizados para mejorar el bienestar.
La personalización puede alimentar inadvertidamente el consumo excesivo. Al sugerir productos constantemente, la IA corre el riesgo de fomentar un comportamiento de compra excesivo, contrarrestando los objetivos de sostenibilidad. Si bien la IA crea oportunidades para experiencias y productos personalizados, las empresas deben navegar su implementación con cuidado para evitar perder la confianza del consumidor.
Conclusión
A medida que la IA continúa remodelando las industrias, brinda oportunidades increíbles y desafíos significativos. En la logística y las cadenas de suministro, la promesa de eficiencia ofrece un potencial transformador para optimizar los procesos, reducir los residuos y mejorar la sostenibilidad. Sin embargo, también plantea preocupaciones sobre el desplazamiento de puestos de trabajo, las prácticas éticas y el costo ambiental de los sistemas de IA.
El camino a seguir radica en lograr un equilibrio entre la innovación y la humanidad. Las empresas deben asegurarse de que la IA se utilice como una herramienta para empoderar a los trabajadores en lugar de reemplazarlos, abordar las preocupaciones éticas de manera transparente y priorizar las prácticas sostenibles. Del mismo modo, el escepticismo sobre la IA no debería obstaculizar su adopción, sino fomentar su integración responsable y reflexiva.
La IA no es inherentemente amiga o enemiga. Su impacto depende de cómo elijamos usarlo, y las decisiones que tomemos hoy darán forma al mundo en el que habitarán los consumidores y las empresas mañana.